Este año me he decidido a llevar uno de los Paseos de Jane, que desde hace ya siete años viene organizando en Córdoba un puñado de valientes y esforzados voluntarios de la divulgación cultural. Después de haber participado en muchos de ellos los años anteriores como beneficiario, he creído mi deber asumir por una vez el papel de benefactor y aportar al evento lo que yo sé de un tema en el que he estado trabajando los últimos años y que ha dado como resultado mi libro LA ODISEA DE LOS RABADÍES.
Fue la mañana del domingo 6 de mayo. Me sorprendió la cantidad de gente que convocó mi propuesta, más de 100 asistentes, lo que me llenó de alegría, pero también de preocupación, porque para un paseo de esas características lo suyo era un número sensiblemente más reducido. Finalmente y con la ayuda del artilugio llamado megáfono medio conseguí hacerme oír. A todas ellas les agradezco enormemente la confianza que depositaron en mi capacidad divulgativa y a los organizadores del evento el que lo saquen adelante año tras año.
Esta es la crónica-resumen:
Ruta de la Revuelta del Arrabal de Saqunda
En marzo de este año se han cumplido 1200 años de los sucesos del Arrabal de Saqunda. En ese mismo mes del año 818 (ramadán de 202 de la hégira) los habitantes de ese arrabal se levantaron contra la autoridad central del emir andalusí Alhakam I. La causa no residió, como defendió siempre la historiografía nacionalista española, en cuestión étnica o religiosa alguna, sino en la lucha de clases pura y dura. Al calor de la vertiginosa prosperidad alcanzada por Córdoba tras la fundación del emirato independiente se conformó un arrabal al otro lado del río en el que una población compuesta por artesanos y campesinos migrados a la capital de distintas etnias, pero suficiente islamizada como para suponer un factor de estabilidad. Si no hubiera sido por las excesivas cargas fiscales a las que la sometió la casta dominante que regía el joven estado andalusí y que los llevó a rebelarse.
Aplastada la revuelta el arrabal fue destruido hasta los cimientos y, tras una brutal represión, los sobrevivientes fueron enviados al exilio, donde ayudaron a fundar ciudades como Fez o directamente las fundaron ellos mismos, como la capital del próspero emirato que instituyeron en la isla de Creta tras arrebatársela al imperio bizantino. A esa capital la llamaron Arrabal del Foso (Rabdh al-Jandaq), en honor al lugar de donde habían sido expulsados y algunos de sus emires llevaron orgullosos el sobrenombre de al-Qurtubí (El Cordobés), porque nunca olvidaron de dónde procedían.
– El recorrido comenzó en el murallón de San Julián, junto al puente del Arenal en el que pudimos comprobar los movimientos del cauce del río desde la Alta Edad Media y cómo ha ido arrebatando con los siglos prácticamente la mitad del terreno que ocupara el arrabal original, en el que probablemente habitarían unas 25 ó 30.000 personas, lo que lo coloca poblacionalmente por delante de la práctica totalidad de las ciudades europeas de la época.
– Continuamos hasta los restos conservados “ex loco” en el jardín de Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) ante los que vimos las principales características del urbanismo emiral andalusí.
– Seguidamente, ante las dos grandes superficies del yacimiento arqueológico que, tras su estudio, fueron cubiertos de nuevo sin protección, hablamos de la formación del arrabal y debatimos sobre el maltrato que sufre la arqueología andalusí por parte de las autoridades culturales locales y autonómicas.
– En la plaza del Campo de la Verdad comprendimos el sistema viario que partía de ella y dedujimos el lugar donde debió alzarse la mezquita principal del arrabal.
– En el mirador del río, junto a la Calahorra, reconstruimos idealmente el aspecto del frente de la ciudad en el siglo IX y analizamos las causas de la revuelta.
– Por fin, en el molino de la Albolafia, ante el lugar por donde corría la muralla romana que guardaba el alcázar del emir imaginamos cómo pudo ser el intento de asalto popular y la reacción de su ejército profesional, que finalmente desbarató el ataque. Como colofón hicimos un breve recorrido por el exilio y los lugares de llegada de los rabadíes expulsados, haciendo especial hincapié en que se trató del primer exilio por causas políticas y sociales de que nos dan cuenta las fuentes escritas en la península Ibérica, un espacio territorial que tan pródigo sería en ellos a lo largo de su historia, hasta prácticamente nuestros días.